Como ya comentamos en el artículo de San Roque
2012, las obras del artesonado previstas para el día 20 de dicho mes
comenzaron sin contratiempos y sus frutos fueron recogidos
aproximadamente cuatro meses después, ya que la inauguración
la realizamos el 16 de Diciembre.
Esta bonita historia, que vamos a contar, se comenzó
a fraguar el pasado año allá por el mes de febrero, con la
realización de la memoria y paso a paso con la insistencia propia de
los que nunca se dan por vencidos, llegó a su termino, casi dos años
después.
Para no dejar nada en el tintero, la vamos a dividir
en tres apartados: agradecimientos, desarrollo de las obras y costo
de las mismas.
Agradecimientos:
Dice el refranero español "de bien
nacidos es ser agradecidos" y ciertamente tenemos mucho que
agradecer a aquellas personas que confiaron en nosotros y que
hicieron posible que el artesonado fuese una realidad.
Al Sr. D. José Manuel Lorenzana Ramos, que nos
realizó la memoria del artesonado y posteriormente nos certificó
las obras, sin costo alguno.
Al. Sr. D. Juan Carlos del Río Robles, gerente de
Maderas del Río, que nos dio todas las facilidades del mundo, para
que la madera llegase en tiempo y forma y además pudiéramos acceder
a las subvenciones convocadas por la Diputación y Obispado de León.
Al Sr. D. Antonio García de Celis y al Sr. D.
Fernando González Alvarez, que nos facilitaron todo el andamiaje necesario
para su ejecución.
A las instituciones, Diputación y Obispado
de León con la concesión de 9.000 € y al Ayuntamiento de
Villaquilambre que también nos concedió otros 9.000 €.
A los vecinos y simpatizantes, que
pusieron su granito de arena, con sus donativos.
Finalmente a los
voluntarios que aproximadamente durante tres meses , día a día,
pusieron su trabajo y todo su empeño para realizarlo.
Desarrollo de
las obras:
La necesidad surge por la deficiente conservación del techo raso de
cañizo, con problemas de grietas y desprendimiento de los
barrotillos, en algunas zonas.
Por ello, se gestiona la consecución de los andamios necesarios, que
de forma altruista nos facilitaron las personas ya reseñadas,
haciendo una plataforma en toda la nave central, para posteriormente
comenzar el derribo del techo raso.
Para
esta primera fase fuimos 12 voluntarios, pero rápidamente quedamos 11
ya que nada más terminar el derribo, Narciso Valle Ordóñez, no continuo, por
lo que hasta el final de las obras quedamos: Julián
Bandera Fidalgo, Angel Alvarez García, Horacio del Castillo Pahino,
Tomás Puerta García, Valentín Domingo Gutiérrez, Orencio Puerta
Ordóñez, Horacio López
Méndez, José Antonio Gutiérrez Robles, Balbino García García, Amador Bayón Rodríguez y Juan Luis Santos González .
Amparándonos
en la maqueta realizada por Orencio,
comenzamos ha pintar las vigas existentes en la iglesia, montar la
estructura principal, solventando sobre la marcha los problemas que
nos iban surgiendo, como fue la diferencia de ancho entre la parte
delantera del arco y la trasera del campanario. Se pintó y se colocó la madera
machihembrada, los complementos que adornan el mismo y finalmente se
instaló un aislante, para evitar en lo posible el frío. En el
presbiterio se procedió de la misma manera, culminando los adornos
en la parte superior de la cúpula con el Espíritu Santo, en forma
de paloma y en las cuatro esquinas con los símbolos de los Cuatro
Evangelistas, el águila San Juan, el toro San Lucas, el león San marcos y el ángel San Mateo.
Para completar la obra, se instaló la iluminación y se pintaron las paredes, el pasamanos de la escalera y la balaustrada del coro, con el resultado final que vemos en las distintas fotografías.
El costo total de la obra ha ascendido a 20.483,16 €, cuyas
partidas más elevadas son: Madera y complementos: 11.371,76 €, Electricidad: 4.675,56 €,
Pintura: 1.669,80 € , Varios (material menudo, contenedores,
aislante, tornillería, etc.): 2.766,04 €. A este costo habría que
añadir el de la paloma del presbiterio donada anonimamente, la
pintura de la balaustrada del coro y pasamanos de la escalera donada
por Ricardo Díez Amo, el aplique bajo el coro donado por José
Antonio Gutiérrez Robles, los carteles en madera donados por
Maderas del Río y la luz del Altísimo donada por la parroquia.
El artesonado, una bonita historia