Jueves Santo
El aislamiento casero provocado por el
coronavirus no nos deja pensar en otras cosas , entre ellas que ya estamos
comenzando la Semana Santa, la
semana grande de los cristianos y que culmina con el Triduo Pascual.
Este año nos tendremos que conformar
siguiéndolo por la TV y contemplando las procesiones por grabaciones de años
anteriores. Esto nos puede ayudar a crear ese ambiente de recogimiento y
oración.
Comenzando por el Jueves Santo voy a intentar ayudar a crear ese sentimiento de
penitencia y oración dando unas pinceladas de cómo se celebraba antiguamente este Triduo Pascual en Villasinta.
El Jueves
Santo por la mañana, era día laborable.
· Al final de la tarde, el toque de
campanas convocaba a la misa solemne de La
Cena del Señor. En esta misa y día la Iglesia conmemora tres grandes efemérides:
la institución de la Eucaristía, el
Orden Sacerdotal y el día de La Caridad fraterna.
-Durante el canto del Gloria de la misa, los mozos
subían al campanario a voltear las campanas y los monaguillos agitaban las
campanillas que iban a quedar mudas, en
señal de luto, hasta el día de Pascua.
Finalizada la misa se trasladaba el
Santísimo hasta el monumento,
preparado con antelación.
Antiguamente era un montaje hermoso en
el presbiterio, con escalinatas para poner la velas que voluntariamente traían
los vecinos para iluminar al Santísimo durante todo el día y noche. Se conservan algunos restos de él en la
sala de la limpieza y otra parte en el trastero de la calefacción.
Durante todo el día y noche, los vecinos
formaban grupos para turnarse cada hora
ante el Santísimo.
A una hora ya nocturna, se celebraban el Oficio de TINIEBLAS, una hora de
cánticos de salmos y oraciones, y al no poder tocar las campanas, se convocaba
con las carracas, matracas y carracones,
manejadas por niños y jóvenes que al terminar el rezo del Oficio de Tinieblas, las hacían resonar dentro de la Iglesia,
siendo ese momento un rato de algarada para los jóvenes. Se llama oficio de
Tinieblas porque se iban apagando las luces y las velas hasta quedar con unos
pocos velones encendidos, casi en la oscuridad.
La Iglesia permanecía abierta las 24
horas, para que todo aquel que lo desease hiciese una visita al Santísimo. Los
turnos de vela se encargaban, aparte de sus oraciones y peticiones, de vigilar
y cuidar de las velas encendidas ante el Santísimo.
En este día, el Sr. Obispo en la
catedral, celebra la misa Crismal en la
que se bendicen el Santo Crisma (unción) y el óleo que son necesarios para recibir los
sacramentos del bautismo, confirmación, extremaunción y orden sacerdotal.
Cada párroco tenía que recoger en poco de
esos óleos para celebrar los sacramentos que hubiese a lo largo del año en su
parroquia.
Se llevaban en unos recipientes más o
menos artísticos y lujosos llamados crismeras.